A estas alturas de mi vida me resulta, como poco, curioso, sentir ese hormigueo infantil de la proximidad de algo que puede cambiar tu vida.
Recuerdo esa sensación casi olvidada en mí, aunque la he visto después en diferentes ocasiones reflejada en mis hijas: El primer dia de colegio, de competición gimnástica, la cercanía de unas vacaciones en colonias….esos dias puedes llegar ( y de hecho ocurre ) a tener tal ansiedad que produce desajustes en tu organismo. ¿Qué será lo que se “cuece” dentro de uno para no poder controlarlo?.
Sin duda, uno de los componentes más activos de estas situaciones es el miedo. El miedo a lo nuevo, a lo desconocido, al fracaso….y al éxito también, porque toda victória lleva consigo una derrota, tuya o de otros.
Así que no hay nada mejor que conocer bien a quien o a qué te enfrentas para luchar en buenas condiciones, <
-¿por qué maestro?-
-Porque si no lo haces así quedas atado a ellas. Una persona que escoge un camino y se queda pensando en lo que perdió al dejar de lado los otros, nunca irá a ninguna parte, no podrá avanzar. Para avanzar hay que saber desprenderse. No hay elección sin pérdida.
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He preferido la versión de Diego Torres, más actual y con permiso (o no ) del “maestro Feliciano”
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